Imagen de nariz de gato por Ekaterina Shvigert de Fotolia.com
Los gatos suelen tener narices frescas y húmedas. Algunos dueños de mascotas creen que una nariz cálida y seca denota un gato enfermo, pero, en realidad, la temperatura y la humedad de la nariz de un gato varían todos los días. Sin embargo, los cambios drásticos pueden alertarlo sobre otros síntomas y posibles problemas de salud.
La humedad
La nariz de un gato suele estar húmeda, pero una nariz seca no necesariamente indica problemas de salud. La saliva de los gatos, por ejemplo, puede secar temporalmente la nariz. Como tal, los gatos que han sido cuidados recientemente por ellos mismos o por sus compañeros a menudo tienen olfateadores secos.
"He visto gatos perfectamente sanos que tienen la nariz seca", dice el Dr. Arnold Plotnick en un artículo en CatChannel.com, el sitio web de la revista Cat Fancy. Plotnick señala además que a veces lo contrario también es cierto. Los gatos que sufren deshidratación, por ejemplo, a veces tienen la nariz mojada.
¿Caliente o no?
La nariz de un gato suele estar fría, pero puede calentarse por varias razones no médicas. Cuando un gato se acuesta al sol o cerca de un respiradero o calentador, su nariz se calienta. Debido a que está en la punta de su cara, una extremidad, como sus orejas, puede estar más caliente que su cuerpo.
"Recuerde que las narices húmedas o secas no son un signo de enfermedad per se", explica el Dr. Adam Patterson, del programa de Ciencias Biomédicas y Medicina Veterinaria de Texas A&M. "El hecho de que la nariz de su mascota esté seca o mojada está relacionado en gran medida con la temperatura y la humedad de su entorno".
Cuando preocuparse
La ausencia de una nariz fresca y húmeda por sí sola no es motivo para preocuparse por la salud de su mascota. Sin embargo, un cambio repentino en la temperatura y la humedad de la nariz puede indicarle otras señales.
Si su gato también muestra otros síntomas médicos (sed y micción excesivas, letargo, disminución del apetito, pérdida de peso, vómitos o diarrea, por ejemplo), llame a un veterinario. Su gato puede tener el equivalente felino del resfriado común, pero podría ser algo más serio.
