Un perro que gruñe cuando lo levantan está diciendo: "¡No me encanta esto, bájame!" Todo lo que necesita hacer para detener el mal humor es descubrir qué no le gusta de que lo recojan, antes de ayudarlo lenta y suavemente a acostumbrarse a cada paso del proceso.
Temor
El miedo es la causa más común de gruñidos. Es una táctica de defensa. La sorpresa de ser levantado del suelo, la falta de control que tiene tu pobre cachorro cuando no está en el suelo o simplemente una mala experiencia previa de haber sido recogido, pueden estar causando que tenga miedo. Cuando un perro muestra agresión por miedo, es fundamental no hacerlo sentir acorralado o amenazado. Observe cuidadosamente el lenguaje corporal de su perro cuando se acerque e intente levantarlo. Debería estar relajado en tus brazos. Si está tenso y rígido, bájelo. Si te acercas a tu perro abruptamente y de frente, podrías asustarlo antes de intentar levantarlo. Acérquese siempre lentamente desde un lado.
Dolor
Es posible que, sin darte cuenta, le estés causando molestias a tu perro por la forma en que lo levantas. Al levantar, hágalo lentamente y acune el trasero del perro para que no se deslice hacia abajo. Sostenga su columna y no lo apriete demasiado. Si no hace alguna de estas cosas, su técnica de manejo puede ser el problema. También debe verificar si hay bultos y protuberancias en su cuerpo. Si sospecha que odia que lo recojan porque le duele, consulte al veterinario.
Cómo identificar la causa
Una vez que haya descartado un problema físico con su perro, intente averiguar qué elemento de ser recogido odia. Si está bien con que se le acerquen y lo acaricien, lo más probable es que no le guste la elevación y la falta de control. Si se pone tenso con el más mínimo toque, es posible que tenga problemas para que lo manipulen en general. Algunos perros odian que los carguen cuando hay otros perros cerca, ya que esto expone su barriga al otro perro, lo que equivale a forzar al perro a adoptar una postura sumisa.
Arreglos
Realice el proceso de recogida por etapas. Primero, siéntese en el suelo con una golosina y deje que el perro se acerque a usted. Acarícelo, luego dale una recompensa. Repita este ejercicio durante aproximadamente una semana, o mientras el perro se sienta cómodo con las caricias. Gradúate para poner al perro en tu regazo y dale una recompensa por una respuesta tranquila. Haga esto durante una semana, o durante el tiempo que sea necesario para que su perro esté feliz en su regazo, luego continúe levantando al perro ligeramente del suelo y recompensando una respuesta pasiva. Con el tiempo, su perro se acostumbrará a cada elemento del proceso y aprenderá a disfrutarlo.